François de Smet d'Olbecke Generación 1958 Santiago, 14 Julio 2011 Algo de su Vida Cuando egresé del colegio entré a la UC a estudiar ingeniería. Después de unos años, como no me iba bien, salí de la Universidad y fui a EEUU a terminar mis estudios universitarios obteniendo un diploma en “Business Administration”. Luego pasé un año en Bélgica haciendo una práctica en la administración de lo que se llamada el “Mercado Común” predecesor de la actual Unión Europea. Enseguida volví a Chile y trabajé dos años en la fábrica General Insa. Pero el ambiente no me gustaba y en 1968 regresé a Bélgica donde viví hasta 1990, trabajando como “Sales Manager” en una empresa de productos químicos. En un comienzo no tenía la intención de quedarme tanto tiempo en Bélgica, pero al cabo de dos años me casé con una belga, niños empezaron a nacer, y aquí en Chile lo que sucedía no daba ganas de volver e instalarse con esposa y niños pequeños. Así que mi paso por Bélgica fue de 22 años. A mi regreso a Chile en el año 1990, tomé las riendas de una empresa ganadera que mi padre había creado en la Patagonia, la que finalmente vendimos en 2004. Desde entonces me encuentro a cargo de la Cámara Chileno-Belga de Comercio y de una Fundación de ayuda a bomberos que fue creada por mi predecesor en la Cámara, ambas actividades muy interesantes y que me tienen muy ocupado. Testimonio Con orgullo puedo decir que soy de la generación del 58, la de los fundadores, la que de cierta manera fue abriendo paso a los que siguieron. Pero hablar del colegio de estos años es hablar sobre todo del Padre Polain. En ese tiempo los dos se identificaban, ya que el colegio no hubiera existido sin él y fue él que le dio vida y le dio el espíritu que tiene y los ideales que tiene.
Esta formación estaba basada principalmente en los ideales del scoutismo católico, o sea poniendo ante todo la generosidad, la rectitud, la amistad y el servicio a los demás. La verdad es que el Padre Polain era, como acostumbrábamos decir, “un scout con sotana” (en esa época se usaba todavía la sotana). Me preguntas ¿qué me aportó el colegio?, yo te diré que todo, o sea una manera de vivir y de enfocar las cosas y la relaciones con los demás. Después de una vida profesional larga, variada y en diferentes ambientes, cuando me encuentro con algunos de mis ex-compañeros de curso, me doy cuenta de que a pesar de los años y de la diversidad de vida que cada uno hemos tenido, nos une este ideal común que el Padre Polain nos enseñó. Esto fue en breve mi vida, la que desde el comienzo fue impregnada por las ideas generosas del Padre Polain, ideas que me dieron un marco de vida durante toda mi carrera y vida privada. Espero que estas líneas puedan ser útil al propósito que buscan. Un muy cordial saludo.
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Germán Alberto Villarroel Opazo Generación 1988 Santiago, 16 Septiembre 2011 Algo de su Vida - En 1978 ingresa a 2º básico al Colegio “Chico” ubicado en Av. El Salvador y en 1984 termina 8º básico en el Colegio “Grande” de Pedro de Valdivia, luego de haber pertenecido a la seisena Azul como Lobato hasta 6º básico, haber sido un Corsario como Ranger en 7º un Aguilucho en el Grupo Scout. También miembro del Grupo de Teatro y los equipos de Volleyball, Football y Atletismo. Por motivos del trabajo de su padre, se traslada a la ciudad de Quillota, donde culmina 1º y 2º Medio en el Instituto Rafael Ariztía (Colegio Marista) - En 1987 ingresa a la Escuela Militar, finalizando sus estudios secundarios en forma paralela a su formación como Oficial de Ejército. Egresa como Alférez de Ejército en el Arma de Caballería Blindada en Diciembre de 1990. En dicho período de tiempo, abrió las Paradas Militares de 1988, 1989 y 1990 como Tambor Mayor de la Escuela Militar, fue seleccionado de equitación y vocalista y primera guitarra del Grupo Musical "Sin Motivo". - Entre 1990 y el año 2004 sirve en el Regimiento de Caballería Blindada Nº 7 “Guías” de Concepción, La Escuela de Caballería Blindada de Quillota y la Escuela Militar como Instructor de Cadetes. En dicho período de tiempo realiza los cursos de Instructor de Montaña y Maestro de Equitación en Chile y Argentina, además de titularse como Profesor Militar de Escuela. En lo deportivo, integró el equipo de Ski del Ejército en la disciplina de triatlón y el equipo Ecuestre de la Institución, representando al Ejército y a Chile en campeonatos Nacionales, Militares, Sudamericanos y Mundiales. En 1998 se casa con Sofía de León Bassi en Buenos Aires, Argentina. El año 2000, fue seleccionado como Juez Internacional de la Federación Ecuestre Internacional (FEI) para los Juegos Olímpicos de Sydney, Australia. El año 2004 es aceptado como alumno regular de la Academia de Guerra del Ejército. - Entre el 2005 y 2007, realiza los cursos de Estado Mayor en el Ejército y en la Armada de Chile como alumno invitado. - Entre el 2008 y 2010 sirve en la guarnición de Punta Arenas donde ejerce como Comandante del Grupo Blindado Nº 6 “Dragones” del General Ramón Freire Serrano y como Jefe del Departamento de Operaciones e Inteligencia en la 4ª Brigada Acorazada y Comando Conjunto Austral respectivamente. Al mismo tiempo, se titula como Profesor Militar de Academia en la asignatura de Historia Militar y Estrategia en la Academia de Guerra del Ejército y finaliza su proceso para titularse como Profesor Militar de Academia en la asignatura de Geopolítica en la Academia de Guerra Naval. - Entre Septiembre de 2010 y Marzo de 2011 se desempeñó como Comandante de las Fuerzas Chilenas desplegadas en misión de paz en Bosnia y Herzegovina. - Desde Marzo de 2011 se desempeña como profesor en la Academia de Guerra del Ejército y como alumno del Magister en Ciencia Política, con mención en Relaciones Internacionales, de la Pontificia Universidad Católica de Chile. - Hoy tiene 3 hijos (Sofía, Ignacio y Santiago) y espera el cuarto para el mes de Febrero de 2012 (María de las Mercedes) Testimonio Todavía tengo fresco el recuerdo del Padre Roberto Polain cuando nos decía que “la felicidad era un derecho y que la debíamos buscar todos los días, en todas partes y en cada actividad que realizáramos”. Esta idea central ha sido el pilar de mi vida e inicio mis palabras señalándoles que he sido y soy un hombre tremendamente feliz. Los recuerdos del Colegio “Chico” vienen a mi mente y cuanto los quiero; los partidos de football con pelota plástica, las troyas o ratoneras en el juego de las bolitas alrededor del parrón o un desafío a palmetazos por unos “monitos” de los álbumes de turno. En el invierno, dentro del patio interior que unía las salas de 3º y 4º básico, nos sacudíamos mediante el juego de las zancadillas… el que pasaba lo botábamos. Era duro, pero nos reíamos mucho. Nuestras Tías Toya, Ivonne y el “Chico” Hernández, entre tantos, nos enseñaron a dar nuestros primeros pasos como niños independientes y felices y nos prepararon para el gran paso: ir al Colegio “Grande”. Un viaje a Estados Unidos me impidió cursar mi 4º Básico en el Colegio, pero al regreso, 5º y 6º pasaron volando entre juegos, lobatos y estudio. Ya en Pedro de Valdivia, comenzamos a desenvolvernos entre los “grandes”. Pancho Guzmán y sus Rangers nos enseñaron de amor y compañerismo, virtudes sin las cuales era impensable siquiera intentar ingresar al Grupo Scout. El otro Pancho Guzmán, Carlos Gaete, el “Monito” Orellana, Nacho Canales, la “Pitica” entre varios, eran nuestros profesores. La verdad es que no tengo muchos recuerdos de las materias que veíamos, pero no me olvidaré jamás de la forma que nos hicieron sentir en cada una de las clases y actividades que desarrollamos. El Colegio era todo. Pasaba feliz días enteros entre los Scouts, el salto con garrocha, teatro y las pichangas en la cancha de baby. Revolucionarios para su época; sin corbata, con jeans y tratando a las personas por su nombre… que importante detalle. Muchas veces estas cualidades de nuestro Colegio hacían pensar que era un completo desorden a los ojos de cualquier persona. Sin embargo, este ambiente maravilloso, me enseñó el verdadero sentido del respeto por las personas: por los más viejos, por mis pares y por los más chicos. Era un entorno diverso, donde estaban todos representados y donde el valor de la verdad y la libertad enmarcaban nuestra formación como hombres de bien… como hombres virtuosos. No tengo dudas que el Padre Polain está orgulloso de sus hijos del Notre Dame y de todo lo que hemos logrado como hombres; cada uno en su área profesional y en su entorno personal, pero unidos por el sentimiento profundo que nos dejó el paso por el Colegio. Bastaron sólo 7 años para marcar mi vida y llevar el sello de nuestro Colegio por siempre. Forjé mis armas y me ha permitido, o a lo menos intentar todos los días, ser un mejor hombre, marido, padre, hijo y hermano. Doy gracias por haber sido alumno y por haber tenido los amigos y compañeros que tuve. No pude, por opción, graduarme con mi curso, pero los recuerdos y la aventura que vivimos serán parte importante de mi vida SIEMPRE. |
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